Mi papá dice que a veces es un camión de basura.
Ese camión cargado de estrés, frustación, enojo, pesimismo, cansancio, negatividad; que necesita descargarse en algún lugar.
Dice que a veces yo era su lugar favorito, pero ya no más.
Estoy segura que yo heredé de él, entre tantas cosas, eso. Me descargo con las personas que no merecen ser contaminadas (bueno, algunas sí) con mi terrible pesar que se puso de moda estar en mí.
Ya no quiero ensuciar a nadie, y me cuesta mucho, pienso que el mejor lugar para tirar toda la porquería que cargo, es mí misma. Me he convertido en el ser más antisocial, no referente a no salir de casa, simplemente por el hecho de encerrarme en mí. Tal vez tarde o temprano me limpie, tal vez no. Lo que no quiero es que el conductor de mi camión de basura tome el control de mis sentimientos y mucho menos de mi emociones.
Ya no más.
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