No me considero una fashion victim, ni una compradora compulsiva (bueno no en escalas estratosféricas) y por supuesto el mal gusto sería la última cosa que podría tener.
Amo la moda, el haute couture, las fashion weeks alrededor de las capitales de la moda, las catwalks de cada temporada, las modelos y todo lo que envuelto en ese mundo está. Cosas que no pueden ser mías, que en este momento tienen barreras que no puedo alcanzar. Pero no me importa, yo amo la ropa. Vivo esperando cada fin de semana, esperando el clima que habrá para saber, si saldré de jeans o minifalda, con leggings o vestido. Y me encanta.
Siempre cuidando la pancita de costillas de perro o longita mantecosa, todo tiene que estar perfecto para verme increíble, cuidando de que pase al menos 2 meses para volver a repetir el outfit. Sé y confirmo que si algo me hace feliz es saber vestirme.
Pero esto sucede los fines de semana, los dos o tres días perfectos para salir, cuando sabes que el glam va a estar a su máxima expresión. Y todo eso es mi hit, obvio todo aunado a mis amigas y la plática pre-mevoyavestirasí y por supuesto los niños (hombrecillos) con los que estaremos en el perreo intenso.
Los otros 4 o 5 días soy normal, soy x’s si quieres verlo así. Puedo pasar desapercibida y estoy segura que nadie en tales condiciones se enamoraría de mi. Que no niego que puede me nazca un poco de inspiración y produzca por uno que otro día mi persona. Pero todo de acuerdo a la situación, no voy a ir en plataformas de 80cm a la universidad como muchas niñas lo hacen, ni a subirme al camión totolero en putifalda. Muchas lo hacen, pero yo no.
Antes que cualquier cosa está mi comodidad, equilibrar las cosas respecto a la situación, la actitud, la etiqueta y las buenas costumbres. Como estar en clase rascándose los callos de los pies como lo que hago cuando veo “El manantial” (Por televisa a las 12pm, no se lo pierdan) ni ponerme a llorar en pleno antro como lo hago cuando en la iglesia le cuento mis pesares a la virgen esperando me haga el milagrito.
Así nací y así voy creciendo, planchando o rulando mi cabello que cada día es más largo (odiando el frizz con la humedad). En mi camino por las situaciones de la vida, voy dejando a personas ubicadas en algunos aspectos y a otras en un plano más personal, o impersonal, indiferente o en reubicación. Tal vez debería irme al limbo de las niñas malas por ser a veces la peor amiga del mundo, pero tristemente siempre voy a estar yo primero por encima de cualquier otros intereses. Lo siento mucho pero la que liderea la lista de prioridades en mi vida, soy yo.
Mis amigos, co-workers, y equipos escolares en la uni. Mis colegas y jefes, ya sea en la revista o la página. Mis amigos, confidentes, paños de lágrimas en la vida en general. No es discriminación, sólo es segmentación de mercado, como en el marketing. Analizas del mercado universo y escoges de manera diferente cada nicho a tratar. Los capítulos de la vida van inmersos con contextos ambientales, personas involucradas y por supuesto la ropa y los zapatos adecuados.
Algunas veces se pueden mezclar, otras veces no, y sentiré horrible dejando a mis stilettos azules cuando camine por un lugar lodoso, pero no quiero que se ensucien, y tal vez sentiré feo no invitando a mi amiga de la escuela a mis planes del fin de semana. Pero todo lo tienes que coordinar. Tal vez mi blusa roja no va con el cinturón morado, imposible combinar. Pero tal vez tú vestirás morado y entonces juntas nos veremos bien.
Aunque sería mejor desnudarnos ¿no? Pero mientras eso no es posible, deja de preocuparte por combinar, y coordina (Esto no aplica para quién no tiene ni más puta idea de lo que es saber vestir, ni hippies, pandrosos y a los que jamás les han chuleado un outfit, los demás entran en categoría)
Un beso tronado con el lipstick rojo de mi madre que he querido usar toda mi vida, pero que no le queda a mis asomados dientes.
Muaaa!
Ayoo
Ms. Ele ♛
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